Capítulo 2. Viaje.
- Hiiro no Mirai
- 26 abr 2019
- 2 Min. de lectura
Mamá llevaba días hablándome de lo emocionada que se encontraba por asistir a un baile de caridad en un hotel ubicado en Filadelfia a una hora y media de Easton, Pensilvania. Mencionó que deseaba llevar un colega pero se ocupó para ese fin de semana, así que decidió en su lugar que fuese con ella. Al no poder encontrar algún familiar que cuidara de mi hermana Adelina, mi madre se vio forzada a conversar con la mamá de una compañera de clase para dejarla quedar en su casa y que así pudiesen hacer una pijamada. Adelina tenía once años, pronto entraría a la adolescencia por lo que cada día me preocupaba más cómo haría para satisfacer sus egoístas necesidades cuando llegaran los días de fiesta.
Mi hermana era muy distinta a mí, ella era como el día y yo la noche, siempre estaba alegre, lo suyo era el arte, las humanidades, la música, los animales, la naturaleza, en cambio yo era los números, las ecuaciones, las ciencias, el misterio y todo lo muerto. El cabello de Adelina era dorado, el mío era negro, sus ojos eran azules los míos castaños, su piel era trigueña, yo era blanca, ella era muy similar a mi madre y yo muy distinta a ella, pues era más parecida a mi difunto padre.
─¿Lista para manejar? ─preguntó mamá al montarse en el auto tras dejar a mi hermana en la casa de su amiga Pamela Ricks, una niña adinerada con padres permisivos. Encendí el auto y luego me adentré a la ruta 78, camino a Filadelfia.
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¿Tienen hermanas o hermanos?, ¿No les parecen que son polos totalmente opuestos?.
Yo tengo tres hermanas y es como si dos de ellas fuesen yang, mientras que yo y mi otra hermana somos yin.
Muchas gracias por su apoyo. Se les quiere y estima planetarios.
-Mirai.
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